EL Puca: grande, suegro, amigo, ingeniero…

(380 palabras/2:30 minutos)

Nacido en Quito hace más de 80 años. Su nombre real es Jorge. Lo conocí en el año de 1968, aproximadamente. A partir del año 1973 mi vinculación con el Puca fue muy estrecha, pues se convirtió en mi Primer Suegro, y fui su yerno por los siguientes 19 años. Tenía Yo 21 años.

Fue el mejor maestro que tuve. Brillante profesor especialmente en aquella materia difícil que a muy pocos importa y menos la entienden: la Ciencia de la Vida. Sencillo, de pensamientos claros, su mayor mérito fue vivir de acuerdo a sus propias convicciones. Nunca se dejó seducir por vanidades y egos, a pesar de que su holgada condición económica le habría permitido. Con la modestia suficiente para admitir su desconocimiento en muchas cosas. Jamás cayó en aquella farsa de intelectuales y profesionales vanidosos que inventan cualquier explicación disparatada antes de admitir su desconocimiento en algún tema.

Empresario exitoso y visionario, no tanto como aquellos cínicos que mientras se quejan de la situación económica y política del País, siguen atesorando riquezas y patrimonio. El desarrollo actual de Cumbayá es prueba de eso: fue su mentor, su iniciador. Fue ese loco, como pocos, que creyó siempre en el desarrollo de su propio terruño. Hoy miles de personas pueden gozar de ese pasado sueño de un ingeniero que creyó más en su gente que en sí mismo.

Intemperante a veces, impaciente, perfeccionista, jamás perdía la objetividad en sus apreciaciones ni en sus conceptos. Buen amigo de sus amigos y caballero indiscutible.

Después de divorciarme de su única y muy querida hija, lo extrañé mucho durante algunos años. Me pesaba su ausencia, me faltaban sus consejos, me sentía medio huérfano. Hoy, a pesar de la ausencia definitiva de mis padres, no siento esa sensación de orfandad, pues sé que si necesitara de su ayuda, de su consejo o simplemente de una conversación amena, me bastaría con ir a golpear la puerta de su casa y sé que me recibiría con alegría, con esa inmensa y franca sonrisa y con el mismo cariño de siempre, como si el tiempo se hubiera detenido.

Sean estas cortas líneas mi sincero testimonio de gratitud hacia ese ser humano grande que la vida bondadosa y generosamente colocó en mi camino.

Gracias Puca por su presencia, por su cariño, por su confianza.

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