Cambio nariz respingada quirúrgicamente por medio gramo de cerebro.
Cambio un par de tetas siliconeadas por dos ojos que miren con sinceridad.
Cambio mojigatas por una golosa auténtica.
Cambio un par de nalgas artificiales por abrazos fuertes y cálidos.
Cambio cajones con maquillaje por dos pintalabios y algo de cordura.
Cambio pelos pintarrajeados por canitas con experiencia.
Cambio carita llena de botox por carita alegre aunque sea con arrugas.
Cambio conversaciones frívolas sobre política, iphones, modas, guaguas y perros por chistes colorados de tono muy subido.
Cambio abundante belleza exterior aparente por una pizca belleza interior real.
Cambio flaquitas anoréxicas y angustiadas por una gordita feliz.
Cambio tomadoras compulsivas de agua por radiador viejo para mi auto.
Cambio sesiones semanales de peluquería por media hora de librería.
Cambio dietas y píldoras para reducción de peso por vitaminas para el alma.
Cambio bypass gástrico por un cerebro y un alma sanos
Cambio Señora de Alguien por Mujer de Simismo
Y conste que no vendo nada. Y es que si las ofrecería en venta, habría muchos que me darían un buen billete por semejantes joyitas, pues buen adorno son muchas de ellas, pero no es ese dinero el que necesito y tendría que buscar –nuevamente– quién me lo cambie por algo de verdadero valor.
Chuuuta Tocayo… Fuerte crítica social,espero que sobrevivas y viendo que sea así,hago mi comentario.
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Más que una crítica social, es mi manera de llamar la atención sobre una enfermedad social que nos carcome: la frivolidad. Las personas hemos perdido valor por lo que somos. Actualmente valemos en función de nuestra apariencia y de la imagen que somos capaces de proyectar. Si por dentro estamos podridos no tiene mayor importancia.
Un abrazo y como siempre gracias por tus acertados comentarios.
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