Un tema de actualidad, polémico y objeto de permanentes debates es el relacionado con la salvación del planeta. Calentamiento global, irracional explotación de recursos naturales, deforestación, contaminación ambiental, posibilidad de guerras atómicas y bacteriológicas, etc. Todo apunta a la acción humana irresponsable que no tiene conciencia de los daños que –supuestamente– le está causando al planeta. El objetivo es noble y necesario, más no sus conclusiones. Las consecuencias que el humano, no el planeta, está experimentando, producto de sus desenfrenadas acciones en búsqueda de riqueza y bienestar terminarán por convertirse en las causas de su propia extinción.
El humano es infinitamente arrogante y hace gala de eso. Sigue creyendo que tiene la capacidad y el poder para afectar, destruir el planeta, y –si fuere el caso– salvarlo. Sin embargo, valdría recordar que la Tierra tiene al menos unos 4.500 millones de años de edad; ha soportado toda clase de eventos catastróficos internos y externos, y aún no desaparece. Es más, algunos científicos creen que la tierra desaparecerá producto de la expansión del sol, no sin antes convertirse en una inmensa masa incandescente y permanecer así por unos pocos miles de años, antes de su definitiva extinción. La arrogancia humana no alcanza para destruir el planeta.
Rasgan vestiduras y se angustian por la calidad del planeta en el que les tocará vivir a sus descendientes, y en consecuencia intentan desesperadamente «salvar» el planeta. La preocupación –y esa sí muy seria– debería ser salvarse de su propia extinción. Estamos llegando a un punto en el que la vida humana en unas decenas de años simplemente será inviable. No habrá hijos, nietos ni descendientes capaces de sobrevivir. El planeta seguirá, no se acabará ni menos destruirá; ha existido durante millones de años sin la presencia, sin la necesidad de humanos, y lo seguirá haciendo si llegare el caso.
Los humanos no están destruyendo el planeta; están destruyendo las condiciones necesarias para su propia existencia; están generando su propia extinción y cavando su propia tumba.
¿Será necesaria la extinción del humano actual para dar la oportunidad del aparecimiento de un nuevo ser? Uno racional, generoso, solidario y comprometido verdaderamente con el bienestar no solo de sus descendientes, sino con los demás seres y pensando honestamente en la sostenibilidad de la vida.
El humano actual debe asumir con humildad dos realidades. No tienen capacidad ni fuerza para destruir el planeta. Están generando las condiciones de su propia extinción, aunque no lo quieren ver ni admitir.
mi ventana al mundo 
Estamos demostrando que somos una espécie que cree ser evolucionadísima y la cosa es que vamos involucionando…Los 7 pecados capitales son inherentes a nuestra raza, ellos son la causa de todo éste desmadre que vivimos.
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Muy de acuerdo, estamos labrando nuestra propia extinción, si es lamentable pensar que la calidad de vida de las futuras generaciones será cada vez más precaria. Ya lo es en algunas regiones del planeta. Duele por los hijos, los nietos, a quienes conocemos. Nosotros estaremos, con suerte, 20 años más viviendo sobre la superficie terrestre. Creo que esto es parte de la selección natural que hace el planeta para seguir evolucionando hacia una nueva era.
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Gracias por tu comentario, José.
Dudo de que el planeta tenga una especie de inteligencia o conciencia que le permita establecer mecanismos de selección natural. Es, eso sí, energía pura que permanentemente está alternado y dándole forma al planeta. Eso le permitirá en unos cientos de años, cuando el humano actual (homo pendejus) se haya extinguido, recrear condiciones de vida para una nueva especie de humano (homo sapiens).
Un abrazo
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Si Fernando, a lo mejor está mal expresado, que el planeta tenga la capacidad de hacer una selección natural. Son las condiciones que se presentan en el planeta las que producen esta selección. El período de la glaciación, fue una de esas. En las condiciones actuales, el deterioro al que hemos sometido al planeta los humanos, será la causa de esta probable extinción total o parcial de muchas formas de vida que conocemos ahora y comenzará una nueva era y formas de relacionarse de quienes lo habiten a futuro.
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Coincido plenamente Fernando. La muletilla de «estamos destruyendo al planeta», se la debe interpretar como «nos estamos autodestruyendo».
La tierra seguirá su propia evolución por millones de años después de la extinción de la humanidad.
La calidad del resto de vida que estamos dejando a nuestra descendencia es lo que debería preocuparnos.
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Lamentablemente, esa «calidad de vida» estará irremediablemente dañada. Actualmente ya está degradada en muchas zonas del planeta. La sobrevivencia de las pocas generaciones futuras será, antes de su desaparición, extremadamente precaria: oxigeno de mala calidad, agua escasa y contaminada, mala alimentación, enfermedades extrañas, proliferación de pestes. Guerras que no serán por política, fronteras o recursos naturales, serán por la pura y simple sobrevivencia.
Un abrazo.
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Así es! Un espacio en donde no hay humanos conserva su frondoso bosque y el río corre limpio….
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Gracias Cris.
Qué duro y qué real es tu comentario; y así podría suceder.
un abrazo.
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