El gran prejuicio

          Las personas somos –entre otras cosas– una colección de prejuicios y complejos de toda clase. Hay uno en particular que se destaca, y como muchos, es herencia de los conquistadores. Parte de su estrategia de dominación y control consistió en imponerse como seres superiores en todos los aspectos, incluyendo la presunción de inteligencia, bondad, sabiduría y todas las demás linduras, como la blancura de la piel, la barba y la supuesta hermosura. Nuestros conquistadores se auto definieron como casi dioses. A los habitantes ancestrales de los territorios conquistados se les consideró una especie sub-humana, carentes de todas aquellas cualidades maravillosas, incluidas el alma, la inteligencia y el color de la piel. Esta última característica pesaría mucho en las generaciones posteriores.

         Ese prejuicio fue sembrado exitosamente en la mente de nuestros nativos y criollos. Es uno de los que sustentó la organización por clases y castas en América Latina. El imperio español creó esa muy compleja estructura, cada una con su propia definición y etiqueta, y de acuerdo al porcentaje de mezcla de los progenitores. Se mantiene hasta la actualidad, y continua funcionando.

         Cada estrato social tiene sus propios y muy particulares prejuicios; sin embargo, hay uno que es común a todos. Está definido por la absurda creencia de que las personas ubicadas en los estratos superiores son poseedoras de todas las linduras y características positivas, que en la propia clase, supuestamente, no existen. Esta falsa carencia es el motor del arribismo. Subir al estrato superior se ha vuelto la máxima expresión de sobrevivencia; también es la vía garantizada para obtener –y luego ostentar– sin más mérito que el cambio de clase, todas aquellas características positivas de las que antes se carecía. Parte del proceso es imitar usos, costumbres, taras y complejos de las clases superiores.

        Se ha echado por tierra una realidad que nadie mira y que a nadie importa. El valor de las personas no se mide por la posición en la que están, por la cantidad de riqueza que han logrado acumular, los títulos académicos conseguidos, el color de la piel y tantas otras características visibles y ostensibles.

          La razón para no mirar esa realidad es simple. Cuando se valora a las personas por sus cualidades y no por sus pertenencias, los conceptos de clasificación social pierden valor. La valoración por cualidad es el principio esencial de la igualdad, esa que a muchos no agrada ni conviene.

 

————
Agosto 2020 (402 palabras)

8 Responses to El gran prejuicio

  1. José María Laso dice:

    Veo una gran negatividad en tu nota. Yo comenzaría diciendo que los seres humanos somos el resultante de virtudes y defectos y creo que es mejor tanto para el que escribe como para el que lee, no buscar las cosas negativas y las taras del ser humano, que sin duda las tenemos y que son producto del ego. No puedo indicarte sobre que debas escribir, eso es tu decisión y tu sentir, pero creo que la vida tiene cosas bellas sobre las que reflexionar tanto en las cosas mas sencillas de la naturaleza como en las acciones y pensamientos de los seres humanos.
    Sobre la nota, estoy de acuerdo con lo que expresa tu hermano Bernardo. somos producto de un mestizaje que viene de mucho mas atrás que la conquista española. No hay que olvidarse que España fue invadida, conquistada y colonizada desde los albores de la historia por múltiples grupos humanos: los íberos, los celtas, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, suevos, vándalos, visigodos y finalmente por los árabes. Igualmente nuestro territorio fue invadido y conquistado por los Incas. Cada grupo humano que ha invadido y conquistado otros territorios y sometido a sus habitantes, ha impuesto sus condiciones a los conquistados.
    Hablar de igualdad de los seres humanos, de que todos tenemos los mismos derechos, no deja de ser mas que una declaración que no se refleja en la realidad en todos los campos de relación de los seres humanos. También hay que reconocer que la diversidad de condiciones, de pensamiento, de concepción de la vida, etc. es lo que le hace mas interesante a la relación humana. Si todos fueramos iguales, seguramente el tedio nos invadiría haciendo que la vida tenga solo matices de gris y no de diversos colores.
    Por último, hay personas que no tienen posiciones relevantes en la sociedad, personas sencillas que carecen de complejos y que están llenas de virtudes y belleza en sus vidas y en sus actuaciones y también hay personas que ostentan distinciones, posición social o económica que ostentan grandes valores.

    Le gusta a 1 persona

    • Fer Tobar C. dice:

      Largo tu comentario en el que se anotan varias cosas.

      Intento expresar mis puntos de vista con objetividad. La percepción de negatividad o de positividad no son más que las valoraciones de cada lector, según sus personales preferencias y posiciones.

      Algunas de tus observaciones son similares a las anotadas por mi hermano, y respondidas oportunamente.

      La igualdad no existe simplemente porque no conviene a la estructura social vigente. Igualdad no equivale a decir que todas las personas sean iguales, lo cual es un absurdo. Se trata de opciones, alternativas y derechos. Desde ese punto, la libertad de cada individuo determinará sus opciones y consecuencias vitales.

      Lo que tu dices como «diversidad de condiciones» no es más que la justificación a las hirientes desigualdades que -hoy más que nunca- azotan a la humanidad, volviéndola cada vez menos humana.

      A lo mencionado en el tercer párrafo de tu comentario, es la descripción de un ideal que no se cumple. El valor actual de las personas, y de paso sus méritos, se cuantifican en dinero y pertenencias.

      Gracias siempre por tus lecturas y comentarios.
      Un abrazo

      Me gusta

  2. Fernando, que satisfaccion leer un enfoque etnohistorico, de la realidad de ecuador y america latina, que por añadidura al contenido de tu enfoque, trae el gran conflicto psicosocial entendiendolo a mi manera.
    Hay una faceta importante que algun momento se añadira a traves tuyo o de la historia, aquella que antecede a la conquista, de la movilidad antes y durante el Incario, aspecto que determina tambien, la existencia en este centro del mundo, un grande y complejo laboratorio etnocultural. Asiatico, Arabe o Moro con los conquistadores, y lo criollo, mestizo contemporaneo.
    Fernando Abrazo Fraterno

    Le gusta a 1 persona

  3. RAFAE dice:

    El nombre propio de tu comentario es racismo, que entre otros problemas graves de intolerancia al otro en la actualidad está provocando que el mundo descienda vertiginosamente a un abismo: el fascismo, y el reclamo que tu haces, y comparto, es el vivir con algo de equidad y respeto por los demás; me preocupa más ver personas que desde nuestro país alienten al innoble pelafustán que funge de presidente de EU en levantar muros para impedirnos entrar a los del Sur, o que sigan cantando “Oh ciudad española en el Ande (…) porque te hizo Atahualpa eres grande” sin haberse enterado que lo trajo su papi del Cusco a los 13 años a masacrar a los Pastos, Cayambes y Caranquis, LOS NUESTROS.

    Le gusta a 1 persona

    • Fer Tobar C. dice:

      Concuerdo contigo en que mi artículo, de alguna manera, apunta al racismo y a la consecuente intolerancia, existente en nuestra cultura.
      En lo demás, tu comentario es en esencia político y poco relacionado con mi nota.
      Tu sabes que evito pisar ese campo cenagoso y hediondo.

      Un abrazo y mi agradecimiento por tus lecturas.

      Me gusta

  4. Bernardo Tobar dice:

    Olvida la nota observar que la sociedad nativa ancestral era tanto o más clasista que la Española. El colectivismo indígena asignaba privilegios según la cercanía al poder, elemento exacerbado con el legado de los Incas, un imperio como cualquier otro, con privilegios hereditarios y un sistema rígido de castas y jerarquías. No es objetivo, por lo tanto, endilgarle a la herencia Española, al menos no en exclusiva, estos «complejos».

    Y si la posición en la sociedad se definiera por cualidades y no pertenencias, la sociedad sería todavía menos igualitaria. La evidencia está en que hoy que tanto corrupto y pelafustán con dinero fácil se han encumbrado en la cadena social, y las personas decentes y nobles -la verdadera nobleza- tienen excepcionalmente un puesto en las esferas del poder.

    Finalmente discrepo que la igualdad sea un valor, salvo la igualdad ante la ley. La igualdad social erosiona lo más valioso del ser humano, su impronta personal irrepetible, su libertad, su vocación para realizar su destino individual y hacerse acreedor a las consecuencias, malas o buenas, de sus decisiones y acciones.

    Me gusta

    • Fer Tobar C. dice:

      No me pareció necesario hacer referencia a la organización social nativa ancestral. La conquista española aniquiló creencias y costumbres de los pueblos originarios, imponiéndoles las suyas eurocentristas y una religión monoteísta.
      Por esa simple razón, considero que «el gran prejuicio» es herencia española.
      No podíamos heredar lo que fue destruido durante la conquista.

      El segundo párrafo apunta a una realidad política, que poco se relaciona con mi nota. Sin embargo, destaco lo siguiente, formulando una pregunta: ¿será acaso la existencia de tanto corrupto y pelafustán la consecuencia de una sociedad que solo mira y cataloga a las personas por sus pertenencias, asignándole al dinero la calidad de supremo y casi único valor?

      En el tercer párrafo tratas a igualdad como un valor. Asimilas la igualdad a la libertad; cada persona decide sobre su propia vida y sus consecuencias. Esa es la esencia de la valoración por cualidad.

      Te agradezco inmensamente tus comentarios. Eso me halaga y me obliga a pensar y reflexionar.

      Un abrazo

      Me gusta

Responder al comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.