Conversaciones chatarra

A propósito de que las festividades de diciembre han concluido.  El tema de la comida chatarra ha sido explicado y tratado hasta el cansancio.  Todos están conscientes de la necesidad de evitarla y comer “saludablemente”, al menos en público, ya que en privado –cuando no están expuestos a la crítica– siguen consumiendo las mismas “porquerías” habituales… ¡tan ricas esas!  Parecería que el tema de la comida “chatarra” es más interesante para hablarlo y discutirlo entre amigos, que ponerlo en práctica.  Son conversaciones de “relleno social” como muchas otras; en el fondo son intrascendentes y parecen importarle a nadie.

La salud corporal es muy importante y no cabe duda sobre eso.  Dietas rigurosas, ejercicio permanente, vitaminas, minerales son el complemento que nos permitirá conseguirla, además la eterna quimera:  la apariencia de permanente juventud.  Siguen convencidos de una de las mayores mentiras de nuestra cultura occidental:  Mente sana en cuerpo sano, cuando la verdad es exactamente contraria:  Un cuerpo sano habitualmente es el resultado de una mente saludable.

No tengo dudas de que muy poca gente ha asumido como realidad que la sanidad mental depende también de los alimentos emocionales e intelectuales que “ingerimos”.  Fuentes importantes de ese alimento emocional son las conversaciones y los diálogos.  Hasta ahora a nadie he oído mencionar este tipo de chatarra que alimenta el alma y la mente:  las conversaciones chatarra.  Habría que asimilar a esta categoría la mensajería chatarra.  Las conversaciones y mensajes chatarra terminan por convertir nuestra mente en una auténtica e insalubre cloaca.  A la categoría de conversaciones y mensajería chatarra habría que agregar otras:  aquellos contenidos que se leen, se ven y se oyen en los medios de comunicación, con frecuencia también forman parte de esos contenidos “chatarrosos” que envenenan el alma y la mente.

            Los pensamientos, criterios, decisiones, actitudes, acciones y omisiones son producto de ese alimento emocional ingerido.  Así como el cuerpo mal o insuficientemente alimentado enferma, de igual modo la mente y el intelecto enfermarán cuando es alimentado indebidamente.  Es muy difícil curar una mente que ha enfermado; su “dueño” pocas veces toma conciencia de la condición de su deterioro, a pesar de que los síntomas son evidentes:  malestar corporal, ira, angustia, ansiedad, gritos, intemperancia, aburrimiento, pocas horas de sueño, ausencia de sonrisas y similares síntomas.

            Para terminar y a modo de conclusión, una verdad:  los gritos, insultos, calumnias, ofensas y similares expresiones no son más que el «vómito intelectual» propio de las mentes indigestas.

6 Responses to Conversaciones chatarra

  1. Juan Bermeo dice:

    Gracias Fernando excelente reflexión.
    me permito citar un frase de Gandhi sobre el tema.

    «Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tus palabras.
    Cuida tu palabras por que se convertirán en tus actos.
    Cuida tus actos por que se convertirán en tus hábitos.
    Cuida tus hábitos por que se convertirán en tu destino»

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  2. Carlos dice:

    Muy buen artículo.

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  3. Arsenio Proaño dice:

    Excelente! Felicitaciones Fernando. Buen artículo y oportuno después de las fiestas.

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