Adultos jugando a ser niños

(474 palabras. 3:15 mins)

Desde muy niño sentí afición y casi adicción por los automóviles. Por algún extraño designio del destino, siempre algún VW estuvo guiñándome el ojo desde mi niñez.

Los cuatro que en diferentes épocas tuvo mi Padre, negro, gris, blanco y beige, y las tempranas disputas con mi hermano por la preferencia en ocupar lo que llamábamos «la cuneta» (aquel paradisíaco alojamiento atrás del espaldar del asiento posterior del VW) cuando mi Padre decidía dar un paseo familiar. El único accidente de automóvil que he presenciado fue el volcamiento de un VW rojo. El 58 gris que destrozó mi Madre. Los de algunos parientes. El de alguna novia intrascendente. El Karmann Ghia del amigo en el que muchos dimos nuestros primeros acelerones. La kombi azul del Jack en la que paseábamos con nuestras peladas, u otra kombi que me sacó de algún lugar no muy santo cuando me quedé sin gasolina. El 65 blanco, también del Jack, fiel compañero de nuestras primeras escapadas de casa. La Brasilia que me dio dos buenos sustos en mi vida; debió ser por el color, era caquita light. Aquel blanco que vi incendiarse. El verdecito que tuve que destruir para darle forma y vida a un buggy. La lista incluye muchos más.

He sido propietario de dos VW en mi vida. Los he reparado y dado mantenimiento a muchos de ellos a lo largo de los últimos 30 años. Me han retribuido con generosidad. He soñado con ellos; he sufrido por ellos; me he divertido junto a ellos. Obligados y fieles compañeros de mis andanzas y callados testigos de mis pensamientos, ilusiones y tristezas. También emocionado cómplice cuando ya adulto protagonicé alguna travesura intrascendente…!

Adultos jugando a ser niños, rastreando y recuperando el auto de la niñez; adolescentes ilusionados redescubriendo sutiles lazos emocionales que los unen a sus mayores. Jóvenes aprendiendo en autos que ya tenían años antes de que ellos nacieran, lo mismo que sus padres y abuelos.

¿Cuántas ilusiones, amores, amistades, proyectos forjaron en su interior tantas generaciones? ¿Cuántas veces silenciosos testigos de frustraciones, desamores, infidelidades y hasta traiciones de esas mismas generaciones? ¿Cuántas personas vieron la primera luz de su vida en el interior de un VW, porque sus madres no alcanzaron a llegar a una a maternidad? ¿Y a cuántos más se les apagó la vida dentro del mismo auto a consecuencia de actos de incomprensible temeridad e imprudencia? Cinco generaciones: el abuelo, el padre, el hijo, el nieto y el bisnieto lo han usado. Con toda seguridad, algún día cercano también los tataranietos. Todo esto fue posible con este ícono del siglo XX. 60 años y más de 21.5 millones de unidades han convertido al VW escarabajo en uno de los autos más vendidos del mundo, y probablemente también en uno de los vehículos más amados.

Jamás volveremos a ver algo parecido y es una pena.

4 Responses to Adultos jugando a ser niños

  1. Fernando Alvarez Malo dice:

    Hola Tocayo:
    Dices que terminas tu serie sobre el escarabajo o pichirilo, por eso, me atrevo a comentar algo sobre el tema:
    La verdad es que siempre me costó entender la relación amorosa de muchas personas con el escarabajo, pero lo cierto es que no conozco a nadie que después de haber tenido uno, no lo ame. Talvez sea una relación que se fija en la niñez o en la temprana juventud. De niños era toda una aventura ir metidos y encogidos en «la caja del gato», así le decíamos a la cuneta del VW de mi tio y, en la adolescencia,creo, que lo que se desarrolló en los que lo tuvieron fue una relación de complicidad. Por mi parte no hubo ninguna, por que mi papá era demasiado grande y nunca pudo tener un pichirilo.
    Un abrazo
    Fernando Alvarez

    Me gusta

    • Fer Tobar C. dice:

      Tocayo:
      Disculpa mi larga demora para responder tu comentario. He preferido hacer una reflexión, antes que la simple y cordial respuesta que suelo escribir a continuación de los comentarios que generosamente escriben mis amigos y lectores. Así que por favor revisa mi artículo: «Respuesta a mi Tocayo Fernando…», en la sección correspondiente al VW Escarabajo.
      Un abrazo

      Me gusta

  2. jack dice:

    Tuve la suerte de visitar varias veces la famosa fabrica de la Volks Wagen (literalmente quiere decir «auto del pueblo»)en Wolfsburg; y, asi pude constatar, en el museo existente, la evolución del pichirilo. Créeme Fernando que es un mundo fascinante.
    Entiendo que el genio diseñador del modelo fue Ferdinand Porche quien observando a unos pequeños escarabajos que viven en el desierto del Sahara, pudo comprender que por su forma ahuevada por encima y plana por la panza y por la velocidad de sus movimientos; estos bichitos, lograban enfriarse en esas latitudes tan calurosas. De ahi su nombre de Käfer que no significa otra cosa sino escarabajo.
    Te decia que en aquel museo, pude ver como este auto popular puede ser tan versátil y convertirse con una facilidad asombrosa y el mismo motor en una barca con motor fuera de borda, o en un vehículo militar artillado con metralletas o convertido en ambulancias, taxis, o campers. Toda esta versatiliad sin cambiar su línea; a un pichirilo lo reconoces a distancia, sin temor a equivocarte por dos características: la primera su forma y la segunda el sonido de su motor.
    Del primer escarabajo que tengo un mi memoria es uno de los seis primeros que los Sres. Cabeza de Vaca importaron al Ecuador y que fuera adquirido por mi padre; si no me equivoco debería haber sido por el año de 1957. Tenia sobre aquella «cuneta» que que tu mencionas, una pequeña ventana ovalada partida al medio con dos vidrios. Posteriormente, y esto no me puedo olvidar, mi padre compró un VW pichirilo blanco que en el parante de cada puerta y muy cerca de la capota, al poner direccionales, se activaba un pequeño bracito con una luz intermitente amarilla que indicaba el lado que querías curvar, recuerda que el inventor de las direcciones es precisamente nuestro querido Käfer.
    Estimado amigo, esto se me vino hoy a la mente, pero como tu has mencionado,nuestro, y digo «nuestro», pichirilo blanco de nuestra adolescencia que nos acompañara en tantas andanzas y aventuras que en otra ocasión las recordaremos, jamás lo podré olvidar…
    Un abrazo

    Me gusta

    • Fer Tobar C. dice:

      Jack Querido:
      Creo que tu comentario merece ser incluido como parte de los contenidos de «el VW (escarabajo» en el Blog y así lo haré y asumo que no tendrás problema en autorizarme.
      Gracias siempre por tus lecturas y comentarios. Eso me estimula y me motiva a seguir escribiendo.

      Me gusta

Responder al comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.