Del Concord y el Escarabajo

Del Concord y el Escarabajo
Lo escribió el Padre Luna, el 9 de Agosto del 2003. Diario Hoy. Quito

Conoció sorprendido el universo la simultánea desaparición de dos indiscutibles referentes de la técnica y el mercado. No se volverá a contemplar por los cielos del mundo al Concord francés; tampoco lustrará calles y carreteras universales el Escarabajo de la Volkswagen alemana, brasileña o mexicana. Una sola razón de mercado liquida a estos dos exponentes de la técnica servidora de las posiciones sociales y culturas comunitarias más radicalmente opuestas: el lujo orgulloso de los multimillonarios menos humanos del universo y el servicio más humano, justo y preciso del grupo laboral mayor del occidente cultural del mundo.

No hace mucho tiempo celebramos trágicamente los funerales del Concord pagados, ante el asombro de las comunicaciones internacionales, por las mismas víctimas del más costoso viaje de placer, que jamás se imaginara semejante. La velocidad incomputable, la comodidad garantizada por el mayor lujo y refinamiento originales, el recorrido por el espacio sideral y la supuesta seguridad en trance de desafío de la divinidad, constituían el millonario valor de un viaje sin retorno, de la técnica más orgullosamente segura de su poder, hacia la oscura inseguridad de un desconocido final. El Concord hizo y celebró sus propios funerales, antes de que los técnicos que le crearon y los economistas que le mantuvieron decidieran su liquidación presente.

El persistente Escarabajo, tan feo desde sus inicios hitlerianos, se mantuvo idénticamente buscado, usado, necesitado por esa noble y numerosa porción humana que debe conciliar, por exigencia irrecusable de la vida, la seguridad de un servicio imprescindible y siempre válido, con una economía que, si era reducida en parangón con el súper gasto del plan de vida actual, siempre tuvo la honrosa dignidad de lo justo, lícito y claro.

El obrero, el funcionario, el técnico a tiempo completo, el ocupado sin márgenes divertidas, el que vive en espacios de dimensiones limitadas y con renta que no necesita máquina para computarla fue feliz y agradecido con el préstamo fácil de la capacidad de una máquina precisa, de un motor fiel, de un Escarabajo sin afeites ni desafiantes instrumentos de exhibición, pero hábil para ir muy lejos y llegar a tiempo a cumplir con las exigencias y la dignidad de lo propio. La simple técnica elemental del pueblo germánico le dio al Escarabajo una historia de dignidad servidora, como no la tuvo nunca otra máquina de movimiento y condición.

No parece justa la historia consigo misma, liquidando al mismo tiempo dos realidades comerciales tan radicalmente opuestas, en la línea de los valores humanos fundamentales. Concord fue siempre predicado de orgullo dominador. El Escarabajo jamás negó su vocación y poder servidor. Que El desparezca agotado lo reconoce la humanidad con nostalgia agradecida. Escarabajo pasará a la historia con mayúsculas.

1 Responses to Del Concord y el Escarabajo

  1. Esteban dice:

    Que delicioso artículo, y muy sugerente. Increible como la óptica de un sacerdote sobre este vehículo, enfocada más en el aspecto sociológico, llega a la misma conclusión que el análisis de los técnicos más renombrados en este tema. Le cae como anillo al dedo a tu afición por este vehículo, que sin duda pasará a la historia como el mejor exponente del siglo 20.

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