Zona de confort

          Zona de confort es aquella situación en la que cada persona se siente a gusto y de alguna manera protegido; suele ser el resultado de largas luchas durante la vida. Esa lucha empieza en la juventud –a veces inconsciente– por encontrar esa situación, lugar o estilo de vida que le ofrezca bienestar.

          Algunos no la alcanzan y aún en esa edad que es la antesala de la vejez la lucha continúa. La frustración y la amargura son compañeras frecuentes en esa larga e interminable tarea. Muchos cosechan el fruto y alcanzan un nivel de bienestar que les permite un estilo de vida tranquilo y sin mayores sobresaltos. Han alcanzado su zona de confort.

          Para muchos desubicados el no salir o no abandonar esa zona de confort es síntoma de estancamiento, de hastío, de incapacidad para buscar nuevas alternativas y nuevos desafíos. Aconsejan que el gran objetivo existencial es abandonar la zona de confort.

          Desubicados que, apoyados por una gran cantidad de literatura motivacional, creen que quienes están o han alcanzado esa «zona de confort» son gente aburrida, sin metas, sin alicientes en la vida, incapaces para «emprender» en nuevas y excitantes aventuras y desafíos, como si el objetivo de la vida fuera ir de tumbo e tumbo buscando y aprovechando cuanta oportunidad se presente para las aventuras, los desafíos y las mamarrachadas de toda clase.

         Quienes habitan en las zonas de confort llegaron ahí aprendiendo, luchando y venciendo; es gente que si su zona de confort empieza a desmoronarse son lo suficientemente capaces de salir y emprender nuevas búsquedas y nuevas luchas, y vencer.

          Los desubicados tampoco entienden que los desafíos que la vida ofrece no son obligatorios. Cada cual es libre de tomarlos o no; y quien no los toma no debe ser juzgado ni estigmatizado; de igual modo, quien toma esos desafíos no debe ser considerado como héroe ni ser especial. Los desafíos, las aventuras y todas las demás ofertas de la vida son simplemente opciones que cada cual acepta o rechaza con libertad.

          Más les valdría a los desubicados, en lugar de andar jodiendo a quienes con esfuerzo han conseguido una situación de bienestar, ocuparse de quienes sí merecen una ayuda especial, aquellos que día a día libran batallas que no logran vencer, y son presa de la frustración, la desesperación y de la amargura. A ellos hay que tenderles la mano y darles un empujón. Ellos también merecen alcanzar sus zonas de confort.

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Marzo/2018
(410 palabras)

6 Responses to Zona de confort

  1. José María Laso dice:

    Un tema interesante el que planteas. Cabe preguntarse cuando se alcanza ese nirvana, esa etapa en que uno puede vivir tranquilo, sin grandes sobresaltos, con paz y armonía. Es cuestión de haber alcanzado cierta edad? tener solvencia económica? es gozar de buena salud? es tener armonía familiar? es haber alcanzado una justa jubilación? Difícil la respuesta. Acotaría que tras la luchas de la vida, de haber alcanzado metas, de haber criado una familia, comienza la etapa de la cosecha de los frutos que nos ha rendido la vida. No todos serán tan dulces como desearíamos, pero deberíamos tratar de saborearlos al máximo. Si nunca llegamos a disfrutar de esa «zona de confort» será porque ha sido una vida llena de frustraciones y limitaciones o porque somos unos eternos inconformes y peleados con la vida. Creo que de estos últimos habrá, pero no muchos.

    Saludos.

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    • Fer Tobar C. dice:

      Gracias José por tu comentario.
      El tema es esencialmente subjetivo.
      Cada persona marca su propia ruta y establece sus objetivos. Cada cual alcanzará su zona de confort en la medida que vaya alcanzando esos objetivos.
      A veces la consecución de esos objetivos es parcial.
      No siempre el curso de la vida fluye de acuerdo a nuestra voluntad.
      Un abrazo también.

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  2. Ivan Donosoechanique dice:

    Claro y real, aunque alejado de la corriente que lavandonos el cerebro trata de alejarnos de la zona de confort, apelando a argumentos como falta de iniciativa o ambición o mediocridad… Buen artículo Fernando. Abrazo

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  3. Arsenio Proaño dice:

    Como siempre! Estimado Fernando, muy buen artículo sobre éste estado psicológico.

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